Es curioso cómo el trabajo que Sophie Calle ha ido realizando a lo largo de su vida está tan relacionado con su propio nombre: Sofía, sabiduría en griego, como la parte racional y elevada del ser humano, la aspiración de conocimiento y Calle en castellano (a pesar de que ella es francesa) como la parte material, la que relaciona al individuo con la experiencia física. Así veo a Sophie Calle a través de su obra, la persona que duda y se pregunta sobre lo que ocurre ante sus ojos; ansía conocer, llegar a discernir entre la realidad y la ficción, necesita descubrir qué es lo que la mirada llega a ver y cómo nuestro cerebro la interpreta, se pregunta sobre el recuerdo de lo que se observó,…. pero sobre todo necesita saber la opinión de los demás, se baja a pie de calle para construir entre todas las opiniones posibles un relato que le presente la imagen más fidedigna. Siente que a través de los fragmentos puede poner en pie la identidad oculta y dispersa de ella misma.



Ante la duda sobre «qué miran los otros cuando me ven mirar» y la necesidad de querer saber, se hizo perseguir por un detective en 1981. Una forma de patentizar las distintas subjetividades, la que se vive y la del que observa. La ambivalencia entre la realidad documental y la creada.
#Sophie Calle #susanapardo #modus vivendi #Palau de la virreina