Texto__ SER Y NO SER.

Ser y No ser

¿Qué tienen en común obras como San Juan Bautista de Leonardo da Vinci, Las tres Gracias de Rubens, los Cuervos sobrevolando los trigales de Van Gogh, el Autorretrato de Lucien Freud, las Hilanderas de Velázquez o cualquiera de las obras de Rothko? Evidentemente poco tienen que ver si atendemos a los aspectos formales; sin embargo, no necesitamos meditar demasiado para observar cómo estos artistas han sido capaces de plasmar en el lienzo la vibración, el palpitar, la fluctuación rítmica de la materia y la existencia. Ese ir y venir entre ser o no ser, que tanto atormentaba a Hamlet, ha quedado explicado por la física cuántica al descubrirse la dualidad onda/corpúsculo, es decir, de cómo la materia, al igual que la luz, se comporta tanto como partícula como onda. Muchos han sido los artistas clarividentes en la historia, capaces de intuir la duplicidad de lo físico y lo místico, que han expresado plásticamente la ausencia/presencia en sus obras. Las carnes trémulas, los claroscuros, las pinceladas nerviosas, esfumatos, desenfoques,… no hablan de otra cosa que del burbujeo cuántico incesante, del movimiento en la calma al que estamos sometidos. Los procesos de cambio son una realidad imparable, ocurren lo queramos o no, lo pensemos o no. Los artistas, a través de su genio e instinto, tratan de desvelar los misterios, procuran llegar a entender qué significa trascender la materia, explicar con sus obras lo que supone ser onda para no ser víctima del apego excesivo a la naturaleza corpórea.

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