¿Por qué este miedo al conocimiento y la cultura? ¿Es algo atávico o heredado? ¿Miedo al otro, a otra manera de pensar y entender el entorno? ¿Miedo a otros comportamientos a nuevas forma de gestionarse?

Alicia Framis hace un recorrido histórico para descubrir cuáles han sido los libros prohibidos en cada época y enfrentarnos a cómo se ha cultivado el odio al conocimiento por ideologías, creencias o estrategias políticas. Reiteradamente, se han vedado cualquier ideas o descubrimiento que pusiera en riesgo el orden establecido y tambaleara la verdad creada o impuesta por unos pocos para ser cumplida por la mayoría subalterna; la muerte de los autores o el ocultamiento de las obras literarias han sido, y siguen siendo, prácticas habituales cuando incomodan a las élites que lideran cada momento histórico y político. Sin embargo, Framis se ha encargado de construir un espacio muy confortable, una especie de chill out íntimo, acolchado, con acceso libre a cualquiera de los libros de grandes pensadores, científicos y literatos cuyas ideas incordiaron a los gobiernos de turno.

Frente al desprecio por la cultura, Framis propone el acercamiento sin rencor a todos los libros prohibidos de la historia y que han significado avances en el pensamiento, la ciencia y el arte, del conocimiento en general.

Cultura accesible, desde luego, pero gracias a esta propuesta que nos obliga a mirar atrás y observar los errores que supuso censurar ciertos trabajos y obras literarios, nos coloca el espejo para reflexionar sobre la censura que se sufre hoy día: ¿Cuáles son los resortes que manipulan y alienan a los creadores, pensadores y científicos contemporáneos?  ¿Cuáles son las razones a las que se apela para acallar, perseguir, judicializar, incluso encarcelar a los autores? Se hace urgente repensar hasta dónde deben primar los intereses crematísticos por encima de los culturales, permite sacar a la luz pública un catálogo extenso de obras sin condicionamientos externos al propio conocimiento humanístico.

La reflexión de Framis es muy pertinente en nuestro momento sociopolítico de la pantomima del mundo globalizado; una etapa en la que, más que nunca se podría tener acceso a todo tipo de saberes e información y, sin embargo, estamos inmersos en un laberinto tecnológico confuso, entre la inteligencia artificial y la cultura infantilizada, el pensamiento homogéneo y la falsa transversalidad del trabajo comunitario que va minando la subjetividad y las capacidades creativas de los individuos.

La actuación de la artista se desarrolla en ese espacio intermedio que le permite navegar entre la esfera de lo privado y lo público, entre lo oculto y mostrado, lo secreto y lo revelado… el encuentro entre ambos estados concede, en la propuesta de Framis, abrir las probabilidades a lo posible como experiencia y creación.