Comisariado_ EL REFLEJO DE LO INVISIBLE. Asun Valet, Silvia Castell y Rosa Gimeno. Museo IAACC Pablo Serrano. Zaragoza

El reflejo de lo invisible

Ensayo completo editado por el Museo IAACC Pablo Serrano

El arte visual utiliza su paradoja afirmando que ver es dejar de creer en lo que parece que vemos

Nunca dejamos de ver; incluso cuando parpadeamos nuestro cerebro sigue procesando impulsos visuales. Mirar es conectar activamente con todo lo que nos rodea ya que implica pensar, conocer e interpretar la información percibida, pero también imaginar, sentir, inventar, suponer y crear. La experiencia de contemplar, además de proporcionar un disfrute estético, es un instrumento de vida y como tal parece imprescindible perfeccionar y desarrollar los modos de uso de la mirada.

El reflejo de lo invisible se propone ir más allá de las limitaciones del ojo a través de las obras de las artistas Asun Valet, Silvia Castell y Rosa Gimeno; en sus piezas, plasman distintos aspectos y realidades que no forman parte del campo de visión cotidiano, y sin embargo están ahí. Se trata de poner el foco en lo que pasa desapercibido, en lo marginal o lo censurado, apelando a la imaginación para materializar lo intuido y discurrir sobre lo invisible y lo invisibilizado.

A pesar de ser conscientes de que el reflejo de lo invisible es un imposible y el misterio nunca será desvelado, esta exposición sugiere cómo el arte visual, ya sea por medio de la pintura, la escultura, la instalación o el videoarte, es una representación necesaria que sirve de puente para conectar el mundo de las ideas, que defendía Platón, con la percepción sensorial, creando una ficción que se manifiesta más auténtica que el manto superficial que cubre lo real. De este modo, el arte pasa a convertirse en una herramienta, un lenguaje que proporciona formas de mirar, decir y hacer para traer a nuestros ojos aquello que no puede ser visto, dicho, ni entendido de otro modo.

El reflejo de lo invisible pretende abrir un espacio para la calma donde poder detener el tiempo y dedicarlo a la reflexión sobre lo visible y lo invisible; es una propuesta para la contemplación, la experiencia estética y el intento de vislumbrar hasta dónde estos conceptos son contradictorios o complementarios, si lo invisible es sinónimo de nada y si esa negación o vacío es ausencia o, por el contrario, es una condición imprescindible de posibilidad.

ASUN VALET. ENTREVER. A TRAVÉS DE LA PIEL

Observar las obras de Asun Valet es adentrarse en la propia experiencia estética; es como leer un libro sin texto o aceptar lo extrasensorial. Cada una de sus piezas es la prueba del encuentro armónico entre lo aparente y lo oculto.

Desde los títulos de sus series, “A través de la piel” y “Entrever”, la artista sugiere la posibilidad tanto como la dificultad de verlo todo en sus piezas, tal como ocurre en la vida misma.

Para representar esta ambigüedad, Valet hace uso de la superposición y la veladura. Cada obra de “A través de la piel” se compone de dos pliegos de gran formato de papel washi, o papel tradicional japonés hecho a mano, colocados uno delante del otro, cubriéndose en su totalidad, aunque la semitransparencia del liviano papel permite vislumbrar los contornos de la segunda capa. Mientras la epidermis de esta piel, visible a simple vista, está recorrida por gestos vibrantes y contundentes pinceladas orgánicas a base de agua y pigmentos de hierro, la dermis del segundo plano emerge velada, solo accesible a una mirada atenta, dejándose adivinar las formas circulares o cuadrangulares realizadas con finísimos trazos de tinta que se entrecruzan o enredan aportando textura y color.

En la serie “Entrever”, la superposición se realiza por medio de varios círculos de papel gampi, entre los cuales quedan atrapados diferentes clases de compases, cuyos perfiles se traslucen difusos bajo la sutilidad del papel y la pintura de hierro licuada, que se adhieren a sus contornos.

En ambas series se establece un diálogo entre diferentes ámbitos de la percepción. La dualidad es tensionada hasta una convivencia no competitiva que transforma los opuestos en complementarios: ver y sentir, azar y racionalidad, pesadez y ligereza, oscuridad y transparencia, movimiento y calma, organicidad y geometría, control y expresión, consciente e inconsciente, visible e invisible,… dejan de colisionar para ser instantes de la existencia que se relacionan en un plano consciente.

SILVIA CASTELL. EL ENVÉS DE LAS COSAS

Oscuro, Indefinido, Fosco, Infinitud, Difuso, Impreciso o Verde, Gris, Libro…, son algunos de los títulos de la serie “El envés de las cosas” de Silvia Castell donde parece implícita una incapacidad de ver o la opción de mirar solo la superficie obvia de lo real. Sin embargo, su propuesta parte de la premisa inicial de asomarse al otro lado del mundo, de atreverse a observar y darle la vuelta a las cosas, trepar, incluso, para llegar a otear detrás de los muros; en definitiva, traspasar los límites de la percepción. Al ir adentrándose en la representación de lo invisible, descubre el modo fragmentario en que el mundo se nos presenta y cómo el sesgo viene dado por la forma de mirar y la facultad de imaginar, de modo que se reconstruyen otras imágenes a medio camino entre realidad y ficción.

Sus pinturas se estructuran en dos planos donde interaccionan abstracciones de mundos simplificados. El escenario del fondo, oculto parcialmente, se despliega articulándose a partir de la corporeidad que ofrece el horizonte que, a pesar de su no existencia, es un elemento visible y aquí se representa de manera difuminada delimitando lo que parecen territorios de arena, mar o cielo. Este paisaje en calma se ve cortado, en la mayoría de las piezas, por una suerte de formas rectangulares o trapezoidales donde se encajan entornos variados. Estas geometrías, únicas o agrupadas, se manifiestan como ventanas que invitan a asomarse ante la promesa de que al otro lado de esas realidades múltiples estuviera lo auténticamente libre, solo hay que traspasar el límite del marco o rasgar el velo que nubla la mirada para acceder a un conocimiento que de otra manera hubiera pasado desapercibido.

La evolución del propio trabajo procura una segunda acción incorporando objetos tridimensionales a las piezas, de modo que el visitante se encuentre en un espacio más cercano y reconocible: una manta perfectamente doblada, una escalera, un fragmento de madera pintada o un caballete donde se apoya un vinilo. Son cosas sencillas que acompañan a las pinturas, convirtiéndose en el propio lienzo expandido. Podrían considerarse elementos de tránsito u obstáculos que se interponen para impedir la correcta visión de los cuadros; sin embargo, están ahí como prolongaciones de la propia pintura para reclamar el libre uso del espacio y apoyar otras formas de percepción y relación con el observador. El esfuerzo de procurarles su sitio no parece baldío, aunque eso conlleve la rotura del simulacro de armonía en los cuadros; la importancia de resquebrajar las realidades unívocas no es solo desenmascarar una falsa universalidad sino abrirse a la intromisión y favorecer la inclusión de la alteridad.

ROSA GIMENO. MUJER INVISIBLE

Pensar en los conceptos de visible e invisible traslada a la artista Rosa Gimeno al conflictivo territorio de la censura y la invisibilidad interesada. Su propuesta audiovisual articula principios del arte y pensamiento feminista que ponen el foco en el cuerpo de la mujer y su rol social y cultural dentro y fuera de nuestras fronteras; sus obras desprenden la convicción de cómo el arte que muestra la vida la posibilita, además de corregir una injusticia.

Su pieza principal, la videoinstalación Mujer invisible con instalación: Mesa – Puente, es la manifestación de la conexión entre espacios de libertad, modulándose en una doble proyección enfrentada con la escultura Mesa – Puente posicionada como intermediaria entre las imágenes y los elementos que acoge bajo ella: fotografías y objetos rescatados del olvido o el abandono, ocultos bajo estratos de indiferencia. Las imágenes del videoarte, Mujer invisible, muestran la espalda desnuda, no idealizada, de una mujer emergiendo de la oscuridad; sobreimpresas van apareciendo y desapareciendo las palabras invisible, ocultada, erosionada, contaminada, líquida,… una referencia simbólica de la construcción de la identidad sujeta al deseo y la realización ajena.

El videoarte Atrapada en la tela de araña ahonda en las ataduras y estereotipos que no dejan crecer ni buscar una mirada propia sin la mediación interesada del otro; mientras que la pieza Soliloquio representa a la mujer invisible que, lejos de desaparecer en el torbellino social, se apropia del monólogo de Segismundo en La vida es sueño de Calderón de la Barca, para reivindicar su derecho a una vida digna.

En los videoarte Me llamo Diana y Soy Manizha serescata del anonimato a mujeres de otras etnias y culturas. Diana es una superviviente del maltrato de su pareja y cuenta someramente su dura vida frente a una pared en la que se proyectan las sombras de gente yendo y viniendo, tan ciegas y sordas como el propio muro. Manizha es una refugiada afgana que huye del abandono y la explotación de todo un sistema político que no entiende que anular y destruir a la mitad de su población es una sentencia de muerte social. La concepción de este video está sujeto a un entramado simbólico que incluye un pequeño homenaje al cuadro de Velázquez titulado Cristo en casa de Marta y María.

Cuando la política y la ideología se pierden en falsos consensos de igualdad el arte toma el relevo y se enfrenta al reto de representar lo irrepresentable, aquello que es tan difícil de mostrar como es el dolor, la violencia o la injusticia. La artista recurre a la composición, la amalgama y la superposición en una suerte de arte relacional para crear situaciones de proximidad que reconstruyan los relatos que han quedado ocultos en el estrato de lo invisible y gracias a mantenerse en el lugar del disenso dan testimonio del mundo no reconciliado.

Fotografías de Gonzalo Bullón

Textos y comisariado Susana Pardo

Ensayo completo en el libro/catálogo El reflejo de lo invisible en IAACC Pablo Serrano

IAACC Pablo Serrano

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